Page 81 - El vampiro vegetariano
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—Lucía... Lucía...   —No  exactamente.  Algunos  dirían  incluso  que
 No estaba soñando. La voz era real, y procedía
        soy todo lo contrario.
 del balcón.
 —Lucía...   —¿Una bruja?
 Aun medio dormida, la niña se levantó, se acercó   —Algo parecido -contestó Camila con una tris te

 a la persiana y, por entre las rendijas que quedaban   sonrisa.
 en  la  mitad  superior,  vio  a  Camila.  Llevaba  un   —He hablado con el señor Lucarda. Me ha dad o

 vaporoso  vestido  blanco  que,  a  la  luz  de  la  luna,   un susto terrible.
 resplandecía como las estatuas de su sueño.   —Ya te he dicho que no tienes nada que temer d e

 Lucía  subió  la  persiana  y  Camila  entró  en  la   él.  Tiene  un  aspecto  bastante  siniestro,  pero  es

 habitación. Estaba muy pálida y parecía cansada.   inofensivo.  Incluso  podría  ayudarle,  llegado   el
 —Perdona  que  te  despierte  a  estas  horas  -se   caso.

 disculpó  la  joven acariciándole  la  cabeza-, pero e*   —Pero  él  dice  que  tú...  -Lucía  no  se  atrevió   a
 que ha habido un cambio de planes. No podré venir   seguir.

 el  domingo,  tal  como  te  decía  en  la  carta.  Estaré   —¿Qué es lo que dice?
 bastante  tiempo  fuera,  y  no  quería  irme  sin   —Que eres...

 despedirme de ti.   -¿Sí?
 —¿Por qué te vas? -preguntó la niña, apenada.   —Una vampira -logró decir por fin la niña.

 —Es  un  poco  difícil  de explicar, Lucía. Yo no soy   Camila  la  miró  a  los  ojos  durante  un  largo
 una persona del todo normal, ¿sabes?   instante, con una turbadora mezcla de tristeza  y

 —¿Eres un hada, o algo así?   ternura.
        —Es cierto -dijo al fin.
        Lucía  no  podía  dar  crédito  a  sus  oídos.  No era

        posible  que  aquella  encantadora  joven,  la má s
        dulce y hermosa que jamás había visto, fuera un

        monstruo bebedor de sangre.
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