Page 78 - El vampiro vegetariano
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-No es fácil clavarle a alguien una estaca en 10
el corazón y luego cortarle la cabeza, por muy
vampiro que sea y Camila parece incapaz de
matar a una mosca. Es tan dulce...
Sí, pero en la carta dice que no tenemos
nada que temer de Lucarda.
—A lo mejor lo tiene dominado con algún tipo
de pacto o de encantamiento. No me extrañaría A pesar de la siesta, Lucía estaba muy cansada
que Camila fuera un hada o algo por el estilo -
dijo Tomás. y esa noche se fue a la cama temprano.
-Puede ser -admitió ella-. Realmente, parece un Antes de acostarse bajó la persiana del balcón.
hada... Camila le decía en la carta que no tenía nada que
temer, y la niña se fiaba de ella; pero tal vez
Lucarda tuviera recursos insospechados, y era
mejor no correr riesgos innecesarios.
Se durmió enseguida y tuvo un sueño muy
agradable. Estaba en un jardín precioso, lleno de
flores y blancas estatuas, que brillaban a la luz de
la luna. Como en los sueños las cosas nunca se
están quietas del todo, las estatuas fluctuaban, se
mecían sobre sus pedestales, parecían hacerle
señas...
De pronto, una de las estatuas, que brillaba
más que las otras y representaba a una mujer
bellísima, empezó a llamarla dulcemente: «Lu-
cía... Lucía...*.