Page 79 - El vampiro vegetariano
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-No es fácil clavarle a alguien una estaca en   10
 el  corazón  y  luego  cortarle  la  cabeza,  por  muy
 vampiro  que  sea  y  Camila  parece  incapaz  de
 matar a una mosca. Es tan dulce...

 Sí,  pero  en  la  carta  dice  que  no  tenemos
 nada que temer de Lucarda.
 —A lo mejor lo tiene dominado con algún tipo
 de pacto o de encantamiento. No me extrañaría   A pesar de la siesta, Lucía estaba muy cansada

 que Camila fuera un hada o algo por el estilo  -
 dijo Tomás.   y esa noche se fue a la cama temprano.
 -Puede ser -admitió ella-. Realmente, parece un   Antes de acostarse bajó la persiana del balcón.
 hada...  Camila le decía en la carta que no tenía nada que
        temer,  y  la  niña  se  fiaba  de  ella;  pero  tal  vez
        Lucarda  tuviera  recursos  insospechados,  y  era

        mejor no correr riesgos innecesarios.
           Se  durmió  enseguida  y  tuvo  un  sueño  muy

        agradable. Estaba en un jardín precioso, lleno de
        flores y blancas estatuas, que brillaban a la luz de

        la  luna.  Como  en  los  sueños  las  cosas  nunca  se
        están quietas del todo, las estatuas fluctuaban, se

        mecían  sobre  sus  pedestales,  parecían  hacerle
        señas...

           De  pronto,  una  de  las  estatuas,  que  brillaba
        más  que  las  otras  y  representaba  a  una  mujer

        bellísima,  empezó  a  llamarla  dulcemente:  «Lu-
        cía... Lucía...*.
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