Page 66 - El vampiro vegetariano
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bien a qué atenerse. Bien mirado, Camila no había
dicho en ningún momento que fuese un alguna vez a pleno sol, como estamos ahora tú y
vampiro... yo? Solo sale de noche o cuando está muy nublado,
Bueno, pues, en vez de jugar a las adivi- como el sábado por la mañana.
nanzas, ¿por qué no me cuenta usted su versión? - —Se asoma mucho al balcón... -empezó a decir
propuso al fin la niña-. A lo mejor me la creo y la niña, pero mientras lo decía cayó en la cuenta de
todo -añadió intentando parecer tranquila y que siempre la había visco asomarse al anochecer.
segura. —¿La has visto comer alguna vez, aunque solo
Me parece una buena idea -convino Lu- fuera un caramelo o una galleta?
carda-. Creo que, tal como están las cosas, es —No -tuvo que admitir Lucía. No solo no la
mejor que sepas toda la verdad. No te has equi- había visto comer nunca, sino que en más de una
vocado al pensar que esta es una historia de ocasión había rechazado las invitaciones de su
vampiros. Solo que el vampiro no soy yo. madre a merendar o a cenar, pretextando que
—¿Y quién es entonces? seguía una dieta muy rigurosa.
—¿No lo adivinas? —Y tan rigurosa -comentó Lucarda-. Una
—No tengo ni idea -admitió Lucía. rigurosísima dieta a base de sangre humana.
—No te va a gustar lo que voy a decirte, mi —¡Me ha leído el pensamiento! -exclamó la niña,
querida niña. El vampiro, mejor dicho, la vam- aterrorizada.
pira, es Camila. —Soy un Drácula y tengo algunas habilidades -
¡Eso es mentira! -exclamó Lucía, entre in- dijo él con una aviesa sonrisa-, Pero no te
dignada y horrorizada. preocupes, no puedo leer el pensamiento. A veces
—Vamos a ver, ¿cuánto tiempo hace que la movemos los labios al pensar, como si habláramos
conoces? -preguntó Lucarda sin inmutarse. para nosotros mismos, y yo sé interpretar el
Hace más de dos años que es vecina mía. movimiento de los labios, como los sordos. Ya ves
Y, dime, en todo ese tiempo, ¿la has visto que juego limpio contigo... ¿Sa-
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