Page 43 - El vampiro vegetariano
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precipitarnos.  Puede  que  solo  sea  un  chiflado
 —Vuelve a abrir tu buzón -pidió él.   que  se  divierte  haciéndose  el  siniestro  y  asus-

 —¿Para qué?
        tando  a  la  gente.  Como  Bela  Lugosi  cuando  le
 —Ábrelo y verás.   dio por dormir en un ataúd...

 —Está bien...
           —Yo, por si acaso, voy a tomar precauciones -
 La  niña  volvió  a  abrir  su  buzón,  y  entonces
       dijo Tomás bajando aún más la voz-. Y te aconsejo
 comprendió  por  qué  su  amigo  estaba  tan  asus-
 tado.  Los  buzones  eran  de  acero  y  estaban  re-  que hagas lo mismo.

 lucientes como espejos, pues Rosaura les sacaba
 brillo  continuamente.  El  buzón  de  Lucía  estaba

 al  lado  del  de  Lucarda,  y el  nombre  de  este,  al
 reflejarse  en  la  portezuela  abierta,  se  leía  del

 revés:  ADRACUL.  Sin  más  que  poner  la  A  del
 principio  al  final,  el  nombre  se  convertía  en
 DRÁCULA.

 —¡Lucarda  es  un  anagrama  de  Drácula!  -ex-
 clamó  la  niña  sin  poder  evitar  un  estremeci-

 miento.
 —¿Qué es un anagrama? -preguntó Tomás.

 —Una palabra que tiene las mismas letras que
 otra, pero en distinto orden.

 —¿Y  ahora,  qué?  ¿Sigues  sin  creer  que  es  un
 vampiro?  ¡A  lo  mejor  es  el  mismísimo  Drácula
 de incógnito!

 —Tengo  que  reconocer que  son muchas
 coincidencias -admitió ella-, pero no debemos
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