Page 42 - El vampiro vegetariano
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precipitarnos. Puede que solo sea un chiflado
—Vuelve a abrir tu buzón -pidió él. que se divierte haciéndose el siniestro y asus-
—¿Para qué?
tando a la gente. Como Bela Lugosi cuando le
—Ábrelo y verás. dio por dormir en un ataúd...
—Está bien...
—Yo, por si acaso, voy a tomar precauciones -
La niña volvió a abrir su buzón, y entonces
dijo Tomás bajando aún más la voz-. Y te aconsejo
comprendió por qué su amigo estaba tan asus-
tado. Los buzones eran de acero y estaban re- que hagas lo mismo.
lucientes como espejos, pues Rosaura les sacaba
brillo continuamente. El buzón de Lucía estaba
al lado del de Lucarda, y el nombre de este, al
reflejarse en la portezuela abierta, se leía del
revés: ADRACUL. Sin más que poner la A del
principio al final, el nombre se convertía en
DRÁCULA.
—¡Lucarda es un anagrama de Drácula! -ex-
clamó la niña sin poder evitar un estremeci-
miento.
—¿Qué es un anagrama? -preguntó Tomás.
—Una palabra que tiene las mismas letras que
otra, pero en distinto orden.
—¿Y ahora, qué? ¿Sigues sin creer que es un
vampiro? ¡A lo mejor es el mismísimo Drácula
de incógnito!
—Tengo que reconocer que son muchas
coincidencias -admitió ella-, pero no debemos
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