Page 13 - El vampiro vegetariano
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2     —En  la  del  señor  Lucarda  -contestó  Lucía  sin

       vacilar.

       —¿Cómo lo sabes, pequeña bruja? ¡Aún no se lo
      he contado a nadie!

      —Me lo ha dicho él.
      —¡Eso  no  te  lo  crees  ni  tú!  ¡Pero  si  no  habla  ni
 A  la mañana siguiente, al ir a comprar el pan,   con su sombra, ni para dar los buenos días!



 Lucía se encontró con Rosaura, la portera.   —Pues  claro  que  no  me  lo  ha  dicho  él  -rió  la
 Rosaura  era  una  mujer  grandota  y  sonrosada,   niña-. Lo he deducido porque si hubieras estado
      en cualquier otra casa, no sería ninguna novedad.
 extraordinariamente  fuerte,  de  unos  cincuenta
      Elemental, querida Rosi.
 años. Sus principales aficiones eran la peluquería y
      —A  ver,  ya  que  eres  tan  lista,  ¿y  qué  pasó?  -le
 el cotilleo. Llevaba el pelo rizado y teñido de rubio
      preguntó la portera con los brazos en jarras.
 platino, y a Lucía le recordaba a una actriz del cine
      —Inteñtó seducirte -contestó Lucía muy seria.
 mudo.  Aunque  de  muda,  precisamente,  no  tenía
 nada.   —¡Demonio de niña! -exclamó Rosaura soltando

 —Hola,  Lulú  -la  saludó  alegremente.  Lucía  y   una  carcajada-.  ¡Lo  que  me  faltaba  a  mí,  a  mis
 Tomás  eran  los  únicos  niños  de  la  escalera,  y   años!
      —No disimules, que aún estás de muy buen ver.
 Rosaura,  al  contrario  que  la  mayoría  de  las
      —Ay,  qué  cosas  tienes...  Pues  no,  es  todo  un
 porteras,  era  muy  amable  con  ellos  y  nunca  los
      caballero  y  no  se  propasó  para  nada.  Todo  un
 reñía. A Lucía la llamaba Lulú, y a Tomás, Tomi.
      caballero,  sí,  pero  más  rarito...  Quiere  que  1c
 —Hola, Rosi -contestó la niña.
      haga la limpieza una vez a la semana, y me
 —¿A  que  no  sabes  en  qué  casa  estuve  ayer?  -
 preguntó la portera con aire de misterio.






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