Page 95 - La Casa de Bernarda Alba
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YERMA


       JUAN: Dime.

       YERMA: ¿Es que yo no te quiero a ti?

      JUAN: Me quieres.

       YERMA: Yo conozco muchachas que han temblado y que lloraron
       antes de entrar en la cama con sus maridos. ¿ Lloré yo la primera
      vez que me acosté contigo? ¿No cantaba al levantar los embozos de
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       holanda? ¿Y no te dije:  "¡Cómo huelen a manzana estas ropas!"?
      JUAN:  ¡Eso dijiste!

      YERMA: Mi madre lloró porque no sentí separarme de ella. ¡Y era
      verdad!  Nadie se casó con más alegría. Y sin embargo ...

      JUAN: Calla.

      YERMA: Y sin embargo ...

      JuAN: Calla. Demasiado trabajo tengo yo con oír en todo momento ...

      YERMA: No. No me repitas lo que dicen. Yo veo por mis ojos que
      eso no puede ser ... A fuerza de caer la lluvia sobre las piedras estas
      se ablandan y hacen crecer jaramagos, que las gentes dicen que
      no sirven para nada. Los jaramagos no sirven para nada, pero yo
      bien los veo mover sus flores amarillas en el aire.

      JUAN:  ¡Hay que esperar!

      YERMA:  ¡Sí, queriendo!  (Yerma abraza y besa al marido tomando
      ella la iniciativa).


      JUAN: Si necesitas algo me lo dices y lo traeré. Ya sabes que no
      me gusta que salgas.

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