Page 18 - La Casa de Bernarda Alba
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FEDERICO GARCÍA LORCA
CRIADA: ¡Ya quisiera tener yo lo que ellas!
LA PoNCIA: Nosotras tenemos nuestras manos y un hoyo en la
tierra de la verdad.
CRIADA: Esa es la única tierra que nos dejan a las que no tenemos
nada.
LA PoNCIA: (En la alacena). Este cristal tiene unas motas.
CRIADA: Ni con el jabón ni con bayeta se le quitan.
(Suenan las campanas).
LA PoNCIA: El último responso. Me voy a oírlo. A mí me gusta
mucho cómo canta el párroco. En el «Pater Noster» subió, subió
la voz que parecía un cántaro de agua llenándose poco a poco;
claro es que al final dio un gallo; pero da gloria oírlo. Ahora, que
nadie como el antiguo sacristán Tronchapinos. En la misa de mi
madre que esté en gloria, cantó. Retumbaban las paredes y cuando
decía Amén era como si un lobo hubiese entrado en la iglesia.
(Imitándolo). ¡Améé-én! (Se echa a toser).
CRIADA: Te vas a hacer el gaznate polvo.
LA PoNCIA: ¡Otra cosa hacía polvo yo! (Sale riendo).
(La Criada limpia. Suenan las campanas).
CRIADA: (Llevando el canto). Tin, tin, tan. Tin, tin, tan. ¡Dios lo
haya perdonado!
MENDIGA: (Con una niña). ¡Alabado sea Dios!
CRIADA: Tin, tin, tan. ¡Qué nos espere muchos años! Ti", t ii1, 1,111,
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