Page 166 - La Casa de Bernarda Alba
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FEDERICO GARCÍA LORCA
Tío (Adentro): -¡Esto ya es demasiado!
TíA: -¡María Santísima!
Tío: -Bien está que se pisen las semillas, pero no es tolerable
que esté con las hojitas tronchadas la planta del rosal que más
quiero. Mucho más que la muscosa y la híspida y la pomponiana
y la damascena y que la eglantina de la reina Isabel. (A la Tía).
Entra, entra y la verás.
TíA: -¿Se ha roto?
Tío: -No, no le ha pasado gran cosa, pero pudo haberle pasado.
AMA: -¡Acabáramos!
Tío: -Yo me pregunto: ¿quién volcó la maceta?
AMA: -A mí no me mire usted.
Tío: -¿He sido yo?
AMA: -¿Y no hay gatos y no hay perros, y no hay golpe de aire
que entra por la ventana?
TÍA: -Anda, barre el invernadero.
AMA: -Está visto que en esta casa no la dejan hablar a una.
Tío (Entra): -Es una rosa que nunca has visto; una sorpresa que
te tengo preparada. Porque es increíble la rosa reclinata de capullos
caídos y la inermis que no tiene espinas, qué maravilla, ¿eh?, ¡ni una
espina!, y la mirtifolia que viene de Bélgica y la sulfurata, que brilla en
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