Page 8 - De Victoria para Alejandro
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 famosas  calzadas;  el comercio prospera;  además de su   Uno
 lengua, todo el imperio conoce el griego vulgar, llamado
 Koiné. Roma, la capital, tiene casi un millón de habitan­
 tes,  hay  centenares  de  baños públicos,  numerosos  tem­
 plos, teatros, escuelas ...
 De Victoria para Alejandro es el relato de un
 viaje. El de Victoria Cornelia, hija de un senador romano
 y de una mujer judía,  a Palestina,  el país de su madre.
 No es sólo un cambio de paisaje y de clima.  También es
 un viaje de una cultura a otra, de una forma de concebir   El  mar  estaba  en  calma  y  la  nave,  con
 la vida a otra totalmente distinta.  Victoria va a tener que   todas  las  velas  hinchadas,  se  deslizaba  como  un
 aprender una nueva forma de vestirse,  de comportarse,
 hasta de mirar. La han educado según las costumbres de   pájaro  sobre la superficie  del mar.  Los remeros
 Roma,  y ni siquiera físicamente,  se parece a su madre.   habían  recogido los  remos y descansaban en sus
 Victoria es cristiana y es romana.  Y está enamorada. Ha   bancos.
 dejado atrás la persecución de los cristianos y va a trope­  En la popa, sentada sobre unos almohado­
 zar con las normas del judaísmo más estricto. Tanto en   nes, Victoria escribía en un papiro. Era una adoles­
 el  ámbito  de  la  religión  judía  como  en  la  helenizada
 sociedad romana, el cristianismo representó un viento de   cente  de  pelo  color  miel,  figura  espigada  y  ojos
 alegría,  de fraternidad,  de libertad,  que hoy no podemos   claros, verdosos. Iba vestida con una túnica blanca
 valorar.  Ya nos hemos habituado y no somos capaces de   de buen tejido, pero de corte muy sencillo, y con
 sorprendernos hasta el escándalo ante la audacia de lla­  un manto de lana fina color verde. Vestida de otra
 mar a Dios «Padre».  Y estamos acostumbrados a escu­  forma mas llamativa, tal vez hubiese parecido her­
 char sin sentirnos aludidos o comprometidos que «en Cris­
 to  ya  no  son  distintos  judío  y  griego,  esclavo  y  libre,.   mosa. Así, resultaba insignificante.
 hombre y mujer».   Un hombre salió del interior del barco y
 Victoria  y  su familia son  personajes imagina­  recorrió  con la  vista la cubierta.  Al ver la figura
 rios. Son reales el ambiente, las circunstancias,  la ancia­
 na Marta de Betania, el obispo de Jerusalén, el goberna­  femenina en la popa, sus ojos se empequeñecieron.
 dor romano...  Son reales -hasta donde nos informa la   Recorrió  en largas  zancadas  la  cubierta,  pero  el
 arqueología y los estudios de la vida en los tiempos anti­  ruido de sus pasos no logró romper la concentra­
 guos- las casas,  los paisajes, las costumbres; es real, tal   ción de la muchacha.
 como nos ha llegado en los documentos encontrados en   Se paró detrás de ella y su voz fue baja y
 las cuevas del mar Muerto, el monasterio de Qumrán. El
 resto es el relato del viaje de Victoria.   tajante:
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