Page 304 - Hamlet
P. 304

POLONIO.- Cierto, que allí no da el aire. ¡Con qué agudeza responde siempre! Estos
                  golpes felices son frecuentes en la locura, cuando en el estado de razón y salud tal vez no se
                  logran. Voyle a dejar y disponer al instante el careo entre él y mi hija. Señor, si me dais
                  licencia de que me vaya...

                       HAMLET.- No me puedes pedir cosa que con más gusto te conceda; exceptuando la
                  vida, eso sí, exceptuando la vida.

                       POLONIO.- Adiós, señor.

                       HAMLET.- ¡Fastidiosos y extravagantes viejos!

                       POLONIO.- Si buscáis al príncipe, vedle ahí.






                  Escena VIII




                  HAMLET, RICARDO, GUILLERMO




                       RICARDO.- Buenos días, señor.

                       GUILLERMO.- Dios guarde a vuestra Alteza.

                       RICARDO.- Mi venerado Príncipe.

                       HAMLET.- ¡Oh! Buenos amigos. ¿Cómo va? ¡Guillermo, Ricardo, guapos mozos!
                  ¿Cómo va? ¿Qué se hace de bueno?

                       RICARDO.- Nada, señor; pasamos una vida muy indiferente.

                       GUILLERMO.- Nos creemos felices en no ser demasiado felices. No, no servimos de
                  airón al tocado de la fortuna.

                       HAMLET.- ¿Ni de suelas a su calzado?

                       RICARDO.- Ni uno ni otro.
   299   300   301   302   303   304   305   306   307   308   309