Page 129 - Hamlet
P. 129
tuviera tiempo. La muerte es un ministro inexorable que no dilata la ejecución... Yo pudiera
deciros... pero, no es posible. Horacio, yo muero. Tú, que vivirás, refiere la verdad y los
motivos de mi conducta, a quien los ignora.
HORACIO.- ¿Vivir? No lo creáis. Yo tengo alma Romana, y aún ha quedado aquí parte
del tósigo.
HAMLET.- Dame esa copa... presto... por Dios te lo pido. ¡Oh! ¡Querido Horacio! Si
esto permanece oculto, ¡qué manchada reputación dejaré después de mi muerte! Si alguna
vez me diste lugar en tu corazón, retarda un poco esa felicidad que apeteces; alarga por
algún tiempo la fatigosa vida en este mundo llena de miserias, y divulga por él mi historia...
¿Qué estrépito militar es éste?
Escena X
HAMLET, HORACIO, ENRIQUE, UN CABALLERO y acompañamiento.
CABALLERO.- El joven Fortimbrás que vuelve vencedor de Polonia, saluda con la
salva marcial que oís a los Embajadores de Inglaterra.
HAMLET.- Yo expiro, Horacio, la activa ponzoña sofoca ya mi aliento... No puedo
vivir para saber nuevas de Inglaterra; pero me atrevo a anunciar que Fortimbrás será
elegido por aquella nación. Yo, moribundo, le doy mi voto... Díselo tú, e infórmale de
cuanto acaba de ocurrir... ¡Oh!... Para mí solo queda ya... silencio eterno.
HORACIO.- En fin, ¡se rompe ese gran corazón! Adiós, adiós, amado Príncipe. ¡Los
coros angélicos te acompañen al celeste descanso!... Pero, ¿cómo se acerca hasta aquí el
estruendo de tambores?
Escena XI