Page 85 - Julito Cabello, los zombis enamorados
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Juegos de estrategia














                 costó  dormirme  ese  día.  Pri­
      mero, por los suspiros que se escuchaban
      por toda la casa. Suspiraba la Clementina
      mientras ordenaba la cocina y el Beltrán
      suspiraba hasta dormido. Mi papá no sus­
      piraba nada, porque la comida picante le
      cayó fatal y los suspiros eran de otro tipo.
      ¿Será genético y hereditario ese singular
      aroma? (por piedad, ojalá que no).
        El  único suspiro que no se escuchaba
      era el de mi mamá, que sólo había salido
      a saludar  (tipo 8 P.M.  en punto)  y a to­
      mar un plato de ensalada antes de volver
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