Page 84 - Julito Cabello, los zombis enamorados
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Juegos de estrategia














                                                                             costó  dormirme  ese  día.  Pri­
                                                                 mero, por los suspiros que se escuchaban
                                                                 por toda la casa. Suspiraba la Clementina
                                                                 mientras ordenaba la cocina y el Beltrán
                                                                 suspiraba hasta dormido. Mi papá no sus­
                                                                 piraba nada, porque la comida picante le
                                                                 cayó fatal y los suspiros eran de otro tipo.
                                                                 ¿Será genético y hereditario ese singular
                                                                 aroma? (por piedad, ojalá que no).
                                                                    El  único suspiro que no se escuchaba
                                                                 era el de mi mamá, que sólo había salido
                                                                 a saludar  (tipo 8 P.M.  en punto)  y a to­
                                                                 mar un plato de ensalada antes de volver
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