Page 99 - El Superzorro
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 tras. ¿Qué podemos hacer? Me pare­
 ce, zorrete, que de ésta no salimos.
 Don Zorro, impasible, seguía

 sonriendo,  y sus hijos,  que compar­
 tían su secreto, sonreían también.
 -Bien,  mi  querido  Tejón

 -dijo  el zorro-,  quiero  que sepas
 que el culpable de todo este zafarran­
 cho soy yo.

 -¡Ya lo sé! ¡De eso me quejo!
 -gritó don Tejón fuera de sí-. Y sé
 también que los  granjeros  no  aban­

 donarán la caza hasta que no te ten­
 gan en sus manos. Y mientras tanto

 se  dedican a  destrozar  a todo  bicho
 v1v1ente ...
 El pobre tejón se sentó junto
 a su hijo y añadió con voz resignada:

 -Mi esposa ni podía mover­
 se ... la pobre estaba tan débil... ¡Es­

 tamos perdidos!
 -¡Ánimo,  tejón!  -exclamó
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