Page 35 - El Superzorro
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 zorra aquella noche. Muy pronto los

 zorritos estaban  dormidos  y  su ma­
 má no tardó en acompañarlos. Sólo
 don  Zorro  permanecía  despierto,

 tanto  le  dolía  su  trasero  sin  rabo.
 «Bueno», pensaba el zorro,  «después
 de todo, tengo suerte de estar vivo. Y

 ahora  que  han  encontrado  nuestra
 guarida,  habrá que mudarse pronto.
 Si nos quedamos aquí, seguro que no

 nos dejan en paz ... pero ¿qué es ese
 ruido?»  De  nuevo  alzó  la  cabeza
 mientras sus orejas se meneaban. El

 ruido era ... el más espantoso que ja­
 más  pueda  oír  zorro  alguno:  era  el

 ruido de las palas de los hombres al
 cavar:  kaj ...  kaj ...  kaj ...  en  la  tierra
 del escondrijo.
 -¡Alerta!  ¡Alerta!  -gritó

 don Zorro-. ¡Vienen los granjeros!
 La zorra saltó de su cama y se

 acercó temblando:
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