Page 33 - El Superzorro
P. 33

Mientras  tanto,  en  la ma­
            driguera, doña Zorra atendía amoro­

            samente el trasero de su pobre marido,
            que se había quedado sin rabo.
                     -¡Lástima de cola! -suspira­

            ba tiernamente la zorra-, ¡era la más
            hermosa de todos estos contornos!
                     -Cuidado,  ¡que  me  arde!

            -se quejaba su marido.
                     -Ya  sé  que  te  arde,  cariño
            mío.  Pero pronto se te curará.

                     -Y  te volverá a crecer,  papi­
            to, no te preocupes -dijo un zorrito.
                     -¡Nunca  volverá  a  crecer!

            -se lamentaba don Zorro; y añadió
            con amargura-:  ¡Seré un pobre zo­

            rro sin rabo hasta que me muera!
                     No hubo cena para la familia
   28   29   30   31   32   33   34   35   36   37   38