Page 34 - El Superzorro
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           zorra aquella noche. Muy pronto los

           zorritos estaban  dormidos  y  su ma­
           má no tardó en acompañarlos. Sólo
           don  Zorro  permanecía  despierto,

           tanto  le  dolía  su  trasero  sin  rabo.
           «Bueno», pensaba el zorro,  «después
           de todo, tengo suerte de estar vivo. Y

           ahora  que  han  encontrado  nuestra
           guarida,  habrá que mudarse pronto.
           Si nos quedamos aquí, seguro que no

           nos dejan en paz ... pero ¿qué es ese
           ruido?»  De  nuevo  alzó  la  cabeza
           mientras sus orejas se meneaban. El

           ruido era ... el más espantoso que ja­
           más  pueda  oír  zorro  alguno:  era  el

           ruido de las palas de los hombres al
           cavar:  kaj ...  kaj ...  kaj ...  en  la  tierra
           del escondrijo.
                    -¡Alerta!  ¡Alerta!  -gritó

           don Zorro-. ¡Vienen los granjeros!
                    La zorra saltó de su cama y se

           acercó temblando:
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