Page 67 - Zana y Orejón
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d s alejó
un poco. los restos de un barco ballenero en,
-Julieta -dijo-, parece que es, callado sobre la arena.
tán despertando ... -¡Romeo, mira! -exclamó la
-Ay, Romeo -dijo ella-, siem, anciana señalando a Orejón, quien
pre has sido tan impaciente, ya sé comenzaba a levantarse.
que · quieres que despierten, pero Tan pronto Orejón vio a los dos
déjalos descansar, ha sido un largo ancianos, tomó a Zana en sus brazos
64 y, como pudo, buscó refugio tras 65
v1aJe. unos matorrales ... Zana ya desper,
El anciano sonrió, tomó de la
mano a su mujer y la invitó a sen, taba.
Los viejos sé acercaron y Orejón
tarse sobre la arena. se puso frente a ella, defendiéndola
Alrededor de la isla se balancea, con su cu�rpo.
ba suavemente el mar. En la costa, -Calma, muchachos, no tengan
donde las aguas eran celeste esme,
ralda, cuatro delfines hacían pirue,
tas saltando por sobre el lomo de
una ballena dormida. Entre los ár,
boles que crecían al borde de la pla,
ya, colibríes negros y verdes volaban
entre las flores. No lejos de los an,
cianos, cinco gatitos se revolcaban
y jugaban a perseguirse, entrando y
saliendo de un saco sucio tirado en
la playa. Los dos viejos comentaban
y reían al verlos jugar , mientras
cuatro lémures de ojos grandes se
.
paseaban lentamente colgados de