Page 40 - Zana y Orejón
P. 40

S      qui    ti    me                                        g      ca      que,
         quieren a mí, así que .. .                                    dando tieso en el suelo.


           Zana insistió en su punto de  vis,                            Los ojos de Zana brillaron conte,



         ta, pero al fin Orejón la convenció y                         niendo las lágrimas.

         juntos se internaron entre los arbus,                           Orejón la  abrazó.  -No  te  preo,




         tos, entrando  al lugar donde vivían                          cupes,  el Abuelo de  los  abuelos
         los conejos.                                                  comprenderá.
           No bien habían penetrado en los                               En el camino hacia el lugar                 39
    38   matorrales  cuando  se  encontraron                           vivía   abuelo encontraron a otros
         c;n �l primer conejo. Era un primo                            conejos.   cam  delante,


         de Orejón,  gordo  y ronco como  los                          con Zana tomada de la mano, mira,
         conejos de montaña. Tan pronto los                            ba al frente y, a paso firme, avanzaba
         vio le dijo, rascándose la panza:                             hacia el fondo de aquel lugar.
             Oreja    ¡Qué                                               Todos  los conejos  -tíos,  primos,


         zanahoria más linda traes por aquí!                           amigos de  su padre,  vecinos  de  su
           -                                 Zana,                     madre- los miraban pasar, sin atre,
         entonando la voz coquetamente.                                verse a comentar, en voz alta,  lo que









           El primo de  Orejón se  acercó a                            estaban viendo. En el silencio  de
         Zana  y  mientras  se  arreglaba sus                          las  mirad�s parecía retumbar el  pe,

         largos bigotes, le preguntó:                                  queño corazón asustado de Zana.

           -¿Me dejas darte un besito ... ?                              Nadie saludó a  Orejón.  El  he,







         o,  mejor. .. ¿te  puedo dar un mor,                          cho que fuera junto a Zana lo había




         disquito?                                                     convertido  en un extraño.  A  me,



           -¡Basta!       -exclamó         Orejón,                     dida  que avanzaban, unos se  iban




         apartándolo de un empujón y gritán,                           haciendo a  un lado para dejarlos



         dole, como para que todo el lugar se                          pasar y  otros les  daban la  espalda,


         enterara-'-. ¡ Ella es mi novia  y  nos                       haciendo  comentarios  que  no  al,


         vamos a casar!                                                canzaban a  escuchar. De  pronto,

            -¡           el                                            uno de  ellos  trató  de  hacerle  una
   35   36   37   38   39   40   41   42   43   44   45