Page 33 - Zana y Orejón
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después se seguiría preguntando por
 qué s'e quedó ahí, por qué esa noche
 arriesgó la vida y ,  en vez de huir, se
 quedó junto a ese conejo.
 De  puntillas,  se  aproximó  hasta

 que estuvo muy cerca, lo miró dete,
 nidamente. Nada indicaba si estaba
 30  vivo o muerto. Al fin se  decidió a
 comprobarlo.   Pero sucedió ...
 Con  mucho  cuidado,  apoyó  su  Capítulo V
 cabeza en el pecho del conejo.  Se

 sonrió, suspirando aliviada.
 -Está vivo -dijo con voz suave.
 Volvió a poner su cabeza sobre el pe,
 cho del conejo. Esta vez, los latidos
 del corazón le parecieron di vertidos
 y sintió en su mejilla el calor del pe,  Orejón dio un salto de asom­
 cho de Orejón.   bro  al  descubrir  a  una  zanahoria
 -No  se  ve  tan  malo  -pensó.  recostada sobre su pecho ...

 .
 -Pobre . .  parece  una  almohada  Zana  rodó -dando  tumbos,  que,
 con orejas.   dando frente a frente con un conejo
 Dio  un  par  de  vueltas  en  torno  que se había incorporado y  que la
 al conejo, hasta que guiada por una  miraba a los ojos casi tocándola con
 fuerza  invisible se acercó a  él para  su nanz.
 sentir,  una  vez  más,  el calor de su  En  ese  momento,  Orejón  sintió

 pecho  en  la  mejilla...  Así  estaba  que le dolía la cabeza, se tocó entre las
 cuando de pronto, el conejo abrió  orejas y sintió que tenía un chichón.
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 sus ojos.  -No  fui  yo,  fue  la  papa -dijo
        Zana, blanca de susto.
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