Page 17 - De porqué a Franz le dolió el estómago
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 abuela. Luego caminaron por el sendero en

 dirección a la mata que ocultaba a Franz.
 —Ella tiene razón. Tú hablas realmente

 como  el  comandante  de  un  regimiento

 —decía la señora de edad.
 Estaban parados delante de la mata.

 —!Si  me  hablas  a  mí  así,  a  tu  propia
 madre,  con  ese  tono  espantoso!

 —continuó la señora.
 Dicho esto, la señora volvió a caminar.

 El maestro balbuceó detrás de ella:
 —Pero, madre...
  Franz antes de que se pusiera a ladrar un
 Esto fue todo lo que alcanzó a escuchar
  perro y antes de que el maestro y su mamá

  se perdieran en la vuelta del sendero.
     Franz saltó de su escondite y corrió hacia

  donde estaba su abuela. La Abuela lo miró
  con expresión satisfecha.

     —¿Qué le dijiste? —le preguntó con voz
  de pito.

     Siempre que Franz estaba nervioso, se le
  ponía la voz muy aguda, como de pito.

     —Le  dije  la  verdad  —le  contestó  la
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