Page 16 - De porqué a Franz le dolió el estómago
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    abuela. Luego caminaron por el sendero en

    dirección a la mata que ocultaba a Franz.
       —Ella tiene razón. Tú hablas realmente

    como  el  comandante  de  un  regimiento

    —decía la señora de edad.
    Estaban parados delante de la mata.

       —!Si  me  hablas  a  mí  así,  a  tu  propia
    madre,  con  ese  tono  espantoso!

    —continuó la señora.
       Dicho esto, la señora volvió a caminar.

    El maestro balbuceó detrás de ella:
       —Pero, madre...
                                                                 Franz antes de que se pusiera a ladrar un
       Esto fue todo lo que alcanzó a escuchar
                                                                 perro y antes de que el maestro y su mamá

                                                                 se perdieran en la vuelta del sendero.
                                                                    Franz saltó de su escondite y corrió hacia

                                                                 donde estaba su abuela. La Abuela lo miró
                                                                 con expresión satisfecha.

                                                                    —¿Qué le dijiste? —le preguntó con voz
                                                                 de pito.

                                                                    Siempre que Franz estaba nervioso, se le
                                                                 ponía la voz muy aguda, como de pito.

                                                                    —Le  dije  la  verdad  —le  contestó  la
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