Page 51 - ¡Ay, cuánto me quiero!
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— Sí,  segura. Ya no  les  ten­  para  subirlo  al  trapecio.  Allí  se

 go miedo.  columpiará  y  de  pronto  saltará

 Rápidamente  esa  niña  se   hacia abajo.  El Elefantruz sopla­

 convirtió  en  una  experta  do­  rá  por  su  trompa  formando  un

 madora  de  monstruos.  Los  está   anillo de fuego.

 entrenando  porque  vamos  a   Justo  cuando  la  gente  se

 tener  un  circo  de  monstruos   asuste,  pensando  que  el  Vam­

 amaestrados.  pimono  se  va  a  caer,  él  pasará

 La  Acortuga  va  a  entrar   volando entremedio de las llamas

 rodando  hasta  el  centro  de  la   y aterrizará feliz en el suelo.

 pista.  Ahí  saldrán  sus  dos  ca­  Tendremos  leche  condensa-

 bezas  y  dirán:  «¡Respetable  da para los niños que vayan a ver
 público!  ¡El  gran  circo  de  esa   el  circo.  El  Vampimono  servirá


 niña  y  yo  les  presenta  las   de abridor de latas con su colmi­
 fantásticas  acrobacias  de  los   llo  del  medio.  Si  alguien  quiere,


 monstruos de la noche!»  el Elefantruz puede cocinar algu­
 Entonces  el Vampimono  se   nos  tarros  y  hacer  manjar.  La

 va a parar encima del caparazón   Acortuga será la repartidora, alar­

 y  la  Acortuga  estirará  sus  patas  gando sus patas para todos lados.


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