Page 49 - ¡Ay, cuánto me quiero!
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Amigos reales  a una tortuga,


          ¡pero con  dos cabezas!

          Sus ojos eran saltones,

          sus dos narices
 Y o   me   enormes y se le asomaban


 acerqué y vi cómo   los  dientes  cuando  tenía  la  boca
 los dibujaba.  Uno era,   cerrada. Su caparazón era de pelo­


 como  un  elefante  en  miniatura,   ta  de  fútbol  y  sus  patas  como
 pero con patas de avestruz. Tenía   acordeones,  o  sea  cortas  y  arru­


 espalda y cola de dragón y tiraba   gadas,  pero  muy  largas  cuando
 fuego por la trompa.  Otro pare­  las estiraba.

 cía mono,  pero  tenía melena de   — Se  ven  muy  espantosos.

 león  y  alas  de  murciélago.  Ade­  Te quedaron muy lindos — la fe­

 más  tenía  colmillos  de   licité.

 vampiro,  uno  grande   — Gracias — me dijo con­

 al  medio  y  dos   tenta.

 chicos  a  los  lados.   — ¿Estás segura que quieres

 Había otro  mons­  ponerlos  en  el  álbum?  — le  pre­

 truo  que  era  igual  gunté a esa niña.



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