Page 8 - La Casa de Bernarda Alba
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Al comenzar la obra viene de enterrar a su segundo marido. Debido
       al duelo, Bernarda impone en el hogar un luto que debe durar ocho
       años, donde no entrará «ni el viento de la calle».  Profunda, aunque
       silenciosamente, sus hijas se rebelan ante la medida, ya que están en
       edad de tener novio y hacer vida social. Solo la mayor, Angustias, única
       hija del primer matrimonio, es rondada por Pepe El Romano, quien en
       realidad va tras el dinero dejado por el primer marido de Bernarda y que
      corresponde a la joven. Pronto se inicia una sorda lucha entre Angustias,
       Martirio y Adela por Pepe, hasta que esta última logra mantener con
      él una relación clandestina.  Poco antes del matrimonio entre Pepe y
      Angustias se desata el drama:  Bernarda descubre el amorío, dispara
      contra el hombre y Adela, creyéndolo muerto, se ahorca. La sentencia
      final de la madre cierra el círculo que se había abierto en el primer acto:
       «Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio!
      iA callar he dicho!  iLas lágrimas cuando estés sola!  Nos hundiremos
      todas en un mar de luto».
         Por su parte, Yerma es también otro drama de mujeres, en este caso
      encarnado por una protagonista incapacitada para tener hijos, como
      su nombre lo indica (árida, vacía, estéril son sus sinónimos). Ella se ha
      casado con Juan, un rico labriego al que no parece amar sinceramente,
      y en quien ve más al padre de sus hijos futuros que a un esposo. Pero
      a medida que transcurren los años no logra el embarazo tan deseado.
      Yerma se siente excluida de una sociedad que la mira con ojos acusa­
      dores, culpándola de una infertilidad que se le vuelve insoportable. Ella
      espera, sueña, lucha, se recrimina y se va llenando de odio y de silencio,
      hasta que finalmente decide aceptar su condición.  Intuye  -y también
      el espectador- que su auténtico amor por Víctor quizá le habría dado el
      hijo tan deseado, ya que pareciera que ese vínculo era ineludible para
      crear otro ser. Al igual que otros personajes femeninos de García Lorca,
      la protagonista de esta obra carece de libertad: no la tuvo para casarse


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