Page 6 - La Casa de Bernarda Alba
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La poesía popular andaluza está presente en sus farsas para guiñol y
      para actores:  Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita, Retablillo
       de don Cristóbal {1931),  La zapatera prodigiosa (1930), Amor de don
       Perliplín con Be/isa en su jardín {1933). Hacia finales de la década de los
      20, García Lorca había alcanzado una gran popularidad con su libro de
      poesías Romancero gitano {1928). Viaja entonces a Nueva York y Cuba.
      Una corriente surrealista comienza entonces a reflejarse en parte de su
      obra, como en el libro Poeta en Nueva York y en la creación dramática
      Así que pasen cinco años, sobre el tema del paso del tiempo.
         En 1932 participó en la creación del grupo teatral La Barraca, que viajó
      por las provincias españolas con un repertorio clásico.  Desde 1933 fue
      promotor de los Clubes Teatrales de Cultura, cuyo objetivo era «hacer arte
      al alcance de todos». En ambas empresas fue director, autor y escenógrafo.
         En 1933 estrenó Bodas de sangre, considerada como la primera parte
      de una trilogía dramática de la tierra española, caracterizada por ser
      una mezcla entre drama popular, realismo y poesía, a la que pertenecen
       Yerma {1934), Doña Rosita o el lenguaje de las flores {1935) y La casa de
      Bernarda Alba {1936), considerada su obra maestra, escrita poco antes
      de estallar la Guerra Civil y que jamás vio representada y que solo se
      estrenó en 1945. García Lorca fue asesinado en Granada a los pocos
      días de comenzada la guerra, cuando tenía 38 años.
         Como se puede observar en los títulos de sus obras de teatro, hay
      en García Lorca una fuerte inclinación a retratar el mundo femenino
      de la España de su época. Y dentro de esa temática, la mayoría de sus
      obras giran en torno a una situación dramática básica, profundizada y
      enriquecida y que alcanza su punto más alto en La casa de Bernarda
      Alba: el conflicto entre el principio de la autoridad y el principio de la
      libertad. Estos preceptos básicos pueden tomar diversas encarnacio­
      nes, según cada una de las obras. Así nos encontramos ante una lucha
      donde por una parte están el orden, la tradición, la colectividad, y, por


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