Page 103 - Alicia en el país de las maravillas
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-Estaban  obligados  a  admitirlo  como  compañero  -Levántate y repite: "La cigarra, habiendo cantado ... "
 -contestó la falsa tortuga-. No hay un pez prudente que  -ordenó el grifo.
 no vaya con un delfín a todas partes.  "iQué manera de mandarse unas a otras estas criaturas y
 -lRealmente? -preguntó Alicia muy sorprendida.  cómo hacen que una repita las lecciones! -pensó Alicia. Me
 -Naturalmente. Siempre que un pez me propone un via-  vuelvo a sentir en el colegio de nuevo."
 je, la primera pregunta que hago es: "lCon qué delfín voy?"   Sin embargo, se puso de pie y empezó a recitar lo que le
 -lNo querrás decir más bien: "lCon qué fin?"  pedían. Pero tenía la cabeza llena con las palabras de la can­
 El grifo volvió a interrumpirle, diciendo:  ción de la cuadrilla de las langostas, así es que apenas se da­
 -Vamos, cuéntanos algunas otras de tus aventuras.  ba cuenta de lo que estaba diciendo. Las palabras que salían
 -Podría contarles mis aventuras, empezando con las de  de sus labios eran, ciertarpente, muy extrañas.
 esta  mañana  -declaró  tímidamente  Alicia-.  Pero  no   Y la voz de la langosta decía con desconsuelo:
 tendría objeto que hablara de ayer, porque entonces yo era
 una persona distinta.   -Me han cocido demasiado; quiero azúcar en el pelo.
 -Explícanos todo eso -dijo•fa tortuga falsificada.  Igual que un pato, con toda su nariz y sus pestañas,
 -No, no, las aventuras primero -gritó el grifo con tono  se abrocha su cinturón y anda siempre con mil mañas.
 impaciente-. Las explicaciones ocupan mucho tiempo.
 Entonces Alicia empezó a contarles sus aventuras desde   -Eso es muy diferente a lo que yo acostumbraba a decir
 el momento en que vio por primera vez al conejo blanco. Al   cuando era niño -comentó el grifo.
 a
 principio se sentí un poco nerviosa porque las dos criaturas   -Jamás lo había oído antes -agregó la tortuga falsifica­
 se le  aproximaron terriblemente cerca, una a cada lado, y   da-. Pero parece una vulgaridad, un disparate.
 abrían tanto los ojos y la boca, que daba miedo. Pero Alicia   Alicia no contestó nada. Se había sentado de nuevo con
 se armó de valor y continuó. Su auditorio permaneció perfec­  la cara. escondida entre las manos, pensando qué podría su­
 tamente silencioso y quieto, hasta que ella llegó a la parte en   cederle sivolviese de nuevo a su estado natural.
 que repetía: "Eres viejo, padre Guillermo". En ese momen­  -Me gustaría que me explicaras -observó en to_nces la
 to, la tortuga falsa, dando un gran suspiro, dijo:   tortuga falsificada.
 · -i&o es muy curioso!  -No puede explicarlo -dijo apresuradamente el gri-
 -Es todo lo más curioso que puede ser -comentó el gri-  fo-. Sigue con el verso siguiente.
 fo.         -lPero eso que dice de los ojos y de las narices?
 -iY tan diferente!  -agregó tristemente la tortuga fal­  -Es la primera postura de la danza -contestó Alicia.
 sificada -. Me gustaría tratar de repetir un trozo. Dile que lo   Sin embargo, todo el asunto la tenía bastante desconcer­
 repita -dijo, dirigiéndose a! grifo esta vez, como si el animal   tada, y deseaba cambiar de tema de conversación.
 tuviera alguna autoridad sobre Alicia.


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