Page 98 - El vampiro vegetariano
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—¡Espera!  -exclamó  Lucía.  Se  pinchó  el  otro                  12
              pulgar  con  el  imperdible  y  se  lo  ofreció  a  la
              vampira.
                  —Eso  no  es  necesario,  cariño  -dijo  Camila

              apartando suavemente su mano.
                  —Nunca  debemos  negar  nuestra  ayuda  a  un

              amigo,  y  tampoco  debemos  rechazar  la  suya
              cuando nos la ofrece. Lo has dicho tú.                                  (CUANDO llegaron a casa eran casi las cuatro de
                  Camila asintió con un leve gesto de la cabeza,
                                                                                      la madrugada.
              y  mientras  se  llevaba  a  los  labios  el  dedo  de  la              —¿Tienes llave de tu casa? -preguntó Lucarda.
              niña, una lágrima resbaló por su mejilla.
                                                                                      —No -contestó Lucía-. Camila me bajó en brazos
                  —No  sabía  que  los  vampiros  lloraran  -co-
              mentó Lucarda con voz turbada.                                          por la tubería.

                  —Hay muchas cosas que aún no sabes de los                           —Pues tendré que subirte de la misma manera -
              vampiros, pequeño Drácula -dijo la joven, y tras                        dijo él-. No podemos despertar a tu madre a estas
              guiñarle un ojo a Lucía cerró sobre sí la tapa del                      horas, y menos aún decirle de dónde venimos.

              ataúd.                                                                  —Sí,  creo  que  será  mejor  que  me  suba  usted  -

                                                                                      convino  la  niña-.  Se  le  da  muy  bien  trepar,
                                                                                      ¿verdad?

                                                                                      —No  tan  bien  como  a  Camila,  pero,  sí,  soy
                                                                                      bastante buen trepador, y solo es un piso.

                                                                                      Hizo  ademán  de  coger  a  Lucía  en  brazos,  pero
                                                                                      súbitamente le fallaron las fuerzas.

                                                                                      —¿Se encuentra mal? -preguntó la niña,






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