Page 99 - El vampiro vegetariano
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—¡Espera!  -exclamó  Lucía.  Se  pinchó  el  otro   12
 pulgar  con  el  imperdible  y  se  lo  ofreció  a  la
 vampira.
 —Eso  no  es  necesario,  cariño  -dijo  Camila

 apartando suavemente su mano.
 —Nunca  debemos  negar  nuestra  ayuda  a  un

 amigo,  y  tampoco  debemos  rechazar  la  suya
 cuando nos la ofrece. Lo has dicho tú.   (CUANDO llegaron a casa eran casi las cuatro de
 Camila asintió con un leve gesto de la cabeza,
         la madrugada.
 y  mientras  se  llevaba  a  los  labios  el  dedo  de  la   —¿Tienes llave de tu casa? -preguntó Lucarda.
 niña, una lágrima resbaló por su mejilla.
         —No -contestó Lucía-. Camila me bajó en brazos
 —No  sabía  que  los  vampiros  lloraran  -co-
 mentó Lucarda con voz turbada.   por la tubería.

 —Hay muchas cosas que aún no sabes de los   —Pues tendré que subirte de la misma manera -
 vampiros, pequeño Drácula -dijo la joven, y tras   dijo él-. No podemos despertar a tu madre a estas
 guiñarle un ojo a Lucía cerró sobre sí la tapa del   horas, y menos aún decirle de dónde venimos.

 ataúd.   —Sí,  creo  que  será  mejor  que  me  suba  usted  -

         convino  la  niña-.  Se  le  da  muy  bien  trepar,
         ¿verdad?

         —No  tan  bien  como  a  Camila,  pero,  sí,  soy
         bastante buen trepador, y solo es un piso.

         Hizo  ademán  de  coger  a  Lucía  en  brazos,  pero
         súbitamente le fallaron las fuerzas.

         —¿Se encuentra mal? -preguntó la niña,






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