Page 27 - El Superzorro
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no. El bosque estaba oscuro, y el si
lencio de la noche era denso, no se
oía ni el ruido de una hoja. En el cie
lo brillaba la redonda luna ...
Y justamente en ese momen
to, sus ojos vieron en la oscuridad de
la noche el reflejo metálico de algo
que relucía entre los árboles. De
nuevo, el zorro se quedó inmóvil.
«¿Qué demonios puede ser?», pensa
ba, «es algo que se mueve ... y ahora
sube hacia mí... ¡Cielo santo! ¡Es el
cañón de una escopeta!». Más veloz
que el rayo, don Zorro dio un salto
hacia su agujero, al tiempo que todo
el bosque se llenaba del ensordece
dor ruido de los disparos: ¡Bang!
¡ Bang! ¡ Bang! ¡ Bang!
El humo y el olor de la pólvo
ra flotaban en el aire de la noche.
Los tres granjeros, Benito, Buñuelo y
Bufón, salieron de sus escondites y se