Page 24 - El Superzorro
P. 24

22                                                                 23



           drida  ... Buñuelo, a hígado de ganso.                             mosa cabeza por el agujero del árbol
           Y en cuanto a Benito, ése apesta a si­                             y aspiró el fresco aire de la noche.

           dra fermentada  ...                                                         Nada,  ni rastro de olor. Len­
                    -Está bien,  está bien -dijo                              tamente, empezó a sacar el cuerpo de
           doña  Zorra-,  pero  sobre  todo,  no                              dentro del agujero. Al salir, movía su

           te descuides  ... Ya sabes que te estarán                          cabeza, olfateando en todas direccio­
           esperando.                                                         nes. Se disponía ya a dirigirse hacia
                    -Adiós, amor -dijo el buen                                la espesura del bosque cuando le pa­

           zorro-, hasta pronto.                                              reció oír un ruido muy leve, pareci­
                    Poco se podía imaginar el as­                             do al que podría hacer el pie de un
           tuto  zorro  que  en  aquellos  precisos                           hombre al pisar sin querer un mon­

           momentos los tres granjeros se acer­                               tón de hojas secas.
           caban  al  agujero  de su  madriguera,                                     Al  oírlo,  don  Zorro  echó

           cada  uno con  una  escopeta  cargada                              cuerpo a tierra y se quedó completa­
           de  cartuchos.  Y  tenían  además  la                              mente inmóvil, alargando sus grandes
           suerte de que el viento soplaba hacia                              orejas. Escuchaba con gran atención,

           ellos, de forma que el zorro no podía                             pero no pudo oír nada  más. «Debo
           olerlos  al  salir  de  su  escondrijo.  El                       haberme equivocado»,  pensó enton­
           pobre zorro,  sin  sospechar  nada,  se                           ces, «ese ruido debió ser algún ratón

           dirigió  hacia  el  largo  túnel  oscuro                          campestre o algún otro bicho pareci­
           que conducía a la salida de su madri­                             do».
           guera. Una vez al final, sacó su her-                                      Y  decidió proseguir su  cami-
   19   20   21   22   23   24   25   26   27   28   29