Page 26 - El Superzorro
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           no. El bosque estaba oscuro, y el si­

           lencio de la noche  era denso,  no se
           oía ni el ruido de una hoja. En el cie­
           lo brillaba la redonda luna ...
                    Y justamente en ese momen­

           to, sus ojos vieron en la oscuridad de
           la noche  el  reflejo  metálico  de  algo

           que  relucía  entre  los  árboles.  De
           nuevo,  el  zorro  se  quedó  inmóvil.
           «¿Qué demonios puede ser?», pensa­

           ba,  «es algo que se mueve ... y ahora
           sube hacia mí...  ¡Cielo santo!  ¡Es el
           cañón de una escopeta!». Más veloz

           que el rayo,  don Zorro dio un salto
           hacia su agujero, al tiempo que todo
           el  bosque  se  llenaba  del  ensordece­

           dor  ruido  de  los  disparos:  ¡Bang!
           ¡ Bang! ¡ Bang! ¡ Bang!

                    El humo y el olor de la pólvo­
           ra  flotaban  en  el  aire  de  la  noche.
           Los tres granjeros, Benito, Buñuelo y
           Bufón, salieron de sus escondites y se
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