Page 113 - El Superzorro
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                      -¡Y  ahora!  -anunció  don
 sin  poderse  contener-.  Por  favor,

 zorrete,  deja  que me lleve  esa mara­  Zorro-,  sólo  nos  falta  transportar
 villosa lonja de tocino que cuelga de   este botín a nuestra casa ... ,  ¿qué tal
 _
 esa viga ...   si  le  pedimos  prestado  a  nuestro
              buen amigo Buñuelo esos dos carri­
 -¡Y zanahorias, papá!  -gri­  tos de la compra?
 taron los tres zorritos-. ¡Nos lleva­  Dicho y hecho.  Llenaron  los

 remos un saco de zanahorias!
 -¿Para  qué  quieren  zanaho­  carritos  con  todas  las  provisiones  y
 rias  -les  preguntó  su  padre-,  si   los bajaron por el agujero hasta el tú­
              nel. Una vez que se reunieron todos
 siempre las dejan en el plato cuando   bajo tierra, el zorro, con muchísimo
 mamá las pone?
 -¡Pero  si  no  son  para  noso­  cuidado, volvió a poner los tablones

 tros! -exclamaron los tres-. Son pa­  en  su  sitio,  de  forma  que  nadie  se
              pudiera  dar  cuenta  de  que  por  allí
 ra los conejos que no comen otra cosa!   habían entrado unos zorros ...
 -Diablos...  ¡tienen  razón!

 -dijo su padre-. Se me habían ol-  Finalmente,  papá Zorro  aga­
              rró por el pescuezo a dos de sus hijos
 vidado  mis  huéspedes.  ¡Lleven  dos  y les dijo:
 sacos en vez de uno!  -Ahora,  escúchenme  bien  '

 En  un  santiamén,  reunieron
 todo el botín en el centro de la habi­  lleven estos carritos a mamá y le dicen
              que  esta  noche  tenemos invitados a
 tación. Los zorritos lo contemplaban   cenar  en  casa.  ¡La  familia  Topo,  la
 turulatos.
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