Page 42 - De porqué a Franz le dolió el estómago
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—Y tú, Daniel, ¡eres tan parecido a mi comentó la mamá de Gabi.
hermanito! ¡Como un huevo a otro huevo! —Mi peor enemigo está en nuestra
«¡Ya basta!», pensó Franz. No quería cocina y se está comiendo todo nuestro
seguir escuchando tantas mentiras. Ya le pastel de ciruela —le dijo Franz.
comenzaban a doler los oídos. —¡Es el colmo! Lo mejor, entonces, es
Franz salió de su casa y tocó a la puerta que tú comas de nuestro pastel de ciruela.
de la vecina, es decir, la mamá de Gabi. La mamá de Gabi sacó del refrigerador
—Y ahora ¿qué pasa? —le preguntó una bandeja con porciones de pastel de
Gabi con curiosidad cuando le abrió. ciruela. Franz tomó una y luego otra y
Franz le contó lo que había oído. luego otra, y otra. Pensó un poco y tomó
—¡No puede ser! —exclamó Gabi. otra porción. Pensó también que había
—¡Anda tú misma y escucha! —le dijo hecho un buen cambio, porque en el pastel
Franz—. Dejé abierta la puerta de mi casa.
— ¡Voy a echar una mirada! —dijo Gabi,
y partió hacia la casa de Franz.
Por su parte, Franz entró en la cocina de
la casa de Gabi. La mamá de Gabi estaba
ordenando los cubiertos que había sacado
de la máquina de lavar platos. Franz se
apoyó en el refrigerador.
—¿Cómo estás, Franz? Parece que no ha
sido precisamente tu mejor día, ¿no? —le