Page 43 - De porqué a Franz le dolió el estómago
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 —Y tú, Daniel, ¡eres tan parecido a mi  comentó la mamá de Gabi.

 hermanito! ¡Como un huevo a otro huevo!  —Mi  peor  enemigo  está  en  nuestra
 «¡Ya  basta!»,  pensó  Franz.  No  quería  cocina y se está comiendo todo nuestro

 seguir escuchando tantas mentiras. Ya le  pastel de ciruela —le dijo Franz.

 comenzaban a doler los oídos.  —¡Es el colmo! Lo mejor, entonces, es
 Franz salió de su casa y tocó a la puerta  que tú comas de nuestro pastel de ciruela.

 de la vecina, es decir, la mamá de Gabi.  La mamá de Gabi sacó del refrigerador
 —Y  ahora  ¿qué  pasa?  —le  preguntó  una  bandeja  con  porciones  de  pastel  de

 Gabi  con  curiosidad  cuando  le  abrió.  ciruela.  Franz  tomó  una  y  luego  otra  y
 Franz le contó lo que había oído.  luego otra, y otra. Pensó un poco y tomó

 —¡No puede ser! —exclamó Gabi.  otra  porción.  Pensó  también  que  había
 —¡Anda tú misma y escucha! —le dijo  hecho un buen cambio, porque en el pastel

 Franz—. Dejé abierta la puerta de mi casa.
 — ¡Voy a echar una mirada! —dijo Gabi,

 y partió hacia la casa de Franz.
 Por su parte, Franz entró en la cocina de

 la casa de Gabi. La mamá de Gabi estaba
 ordenando los cubiertos que había sacado

 de  la  máquina  de  lavar  platos.  Franz  se

 apoyó en el refrigerador.
 —¿Cómo estás, Franz? Parece que no ha

 sido precisamente tu mejor día, ¿no? —le
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