Page 189 - La Casa de Bernarda Alba
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DOÑA ROSITA LA SOLTERA
usted. Pero ella lo achaca todo al otro. A veces me gustaría tirarle
un zapato a la cabeza. Porque de tanto mirar al cielo se le van a
poner los ojos de vaca.
TíA: -Bueno: y punto final. Bien está que la zafia hable, pero que
no ladre.
AMA: -No me echará usted en cara que no la quiero.
TíA: -A veces me parece que no.
AMA: -El pan me quitaría de la boca y la sangre de mis venas, si
ella me los deseara.
TíA (Fuerte): -¡Pico de falsa miel! ¡Palabras!
AMA (Fuerte): -¡Y hechos! Lo tengo demostrado, ¡y hechos! La
quiero más que usted.
TíA: -Eso es mentira.
AMA (Fuerte): -¡Eso es verdad!
TíA: -¡No me levantes la voz!
AMA (Alto): -Para eso tengo la campanilla de la lengua.
TíA: -¡Cállate, mal educada!
AMA: -Cuarenta años llevo al lado de usted.
TíA (Casi llorando): -¡Queda usted despedida!
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