Page 157 - Hamlet
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hija mía, que dan más luz que calor; estos y aquellos se apagan pronto y no debes tomarlos
                  por fuego verdadero, ni aun en el instante mismo en que parece que sus promesas van a
                  efectuarse. De hoy en adelante cuida de ser más avara de tu presencia virginal; pon tu
                  conversación a precio más alto, y no a la primera insinuación admitas coloquios. Por lo que
                  toca al Príncipe, debes creer de él solamente que es un joven, y que si una vez afloja las
                  riendas pasará más allá de lo que tú le puedes permitir. En suma, Ofelia, no creas sus
                  palabras que son fementidas, ni es verdadero el color que aparentan; son intercesoras de
                  profanos deseos, y si parecen sagrados y piadosos votos, es sólo para engañar mejor. Por
                  último, te digo claramente, que desde hoy no quiero que pierdas los momentos ociosos en
                  hablar, ni mantener conversación con el Príncipe. Cuidado con hacerlo así: yo te lo mando.
                  Vete a tu aposento.

                       OFELIA.- Así lo haré, señor.






                  Escena X




                  HAMLET, HORACIO, MARCELO




                  Explanada delante del Palacio. Noche oscura.

                       HAMLET.- El aire es frío y sutil en demasía.

                       HORACIO.- En efecto, es agudo y penetrante.

                       HAMLET.- ¿Qué hora es ya?

                       HORACIO.- Me parece que aún no son las doce.

                       MARCELO.- No, ya han dado.

                       HORACIO.- No las he oído. Pues en tal caso ya está cerca el tiempo en que el muerto
                  suele pasearse. Pero, ¿qué significa este ruido, señor?

                       HAMLET.- Esta noche se huelga el Rey, pasándola desvelado en un banquete, con gran
                  vocería y traspieses de embriaguez y a cada copa del Rhin que bebe, los timbales y
                  trompetas anuncian con estrépito sus victoriosos brindis.
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