Page 59 - Quique Hache Detective
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conté anteriormente.  En  otras ocasiones in­
           vento  historias.  Es  fácil,  como  preparar  un
           fantasmal o leche con plátano; es decir, en la
           coctelera de la cabeza se echan los datos nece­
           sarios y luego se revuelve.  La historia de ese
 11        día, mientras esperaba en el andén de la esta­

           ción,  trataba  de  una  máquina  del  tiempo;
           una  con  la que se podía viajar hacia el pasa­
 Hacía muchos años que la estación  do.  Como  siempre,  en  mis  historias  partici­
 de Santa  Familia estaba abandonada.  Ahora  pan  amigos  o  parientes,  para  hacerlas  más
 crecían  por  todas  partes  pasto y  musgo,  las  reales.  La máquina del tiempo de mi historia
 vías estaban oxidadas y los vagones que que­  la  inventaba  un  científico  pariente  mío  que
 daban parecían huesos de esqueletos.  Se con­  nadie quiere, el tío Jorge que vive en Viña del
 servaban  el  andén  y  las  oficinas  hechas  de  Mar;  en  realidad,  no  es  científico  sino  un
 tejuelas como las casas de Chiloé.  La bolete­  inútil, al menos todos en la casa lo llaman «el
 ría  clausurada y las  maderas desgastadas  me  inútil  tío Jorge».  Mi tío es algo así  como la
 recordaban  las  fotos  que había visto  de  los  oveja negra de la  familia.  Su única actividad
 pueblos fantasmas del Norte.  Era un escena­  conocida durante años ha sido escribir nove­
 rio deprimente.   las  de  terror,  que  nadie  le  publica  y  por  lo
 A las  cinco de la tarde estaba sentado  tanto nadie lee.
 en uno de esos banquitos del andén, como si  El asunto es que el tío Jorge inventó la
 esperara un tren que no aparecería nunca.  No  máquina del  tiempo.  Pero  en  todo  viaje del
 hacía  el  mismo  calor  del  día  anterior  y  un  tiempo se necesita uno que accione la palan­
 viento agradable recorría los vagones inservi­  ca, regule todo y otro que viaje en el tiempo.
 bles,  produciendo un sonido parecido al que  Hice entonces venir,  imaginariamente,  desde
 se escucha en las películas de vaqueros.   el sur de Chile,  a Rolo,  mi mejor amigo, un
 A veces, cuando tengo que esperar, jue­  poco castigándolo por su traición de dejarme
 go «gatos mentales», aunque creo que esto lo  solo en  el  verano,  además porque  sé que les



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