Page 8 - Alicia en el país de las maravillas
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                                                                                         En la madriguera del conejo

















                                                                              Alicia empezaba a cansarse de estar sentada junto a su her­
                                                                              mana en el banco, sin tener nada que hacer. Una o dos veces
                                                                              había mirado de reojo el libro que su hermana. estaba leyen­
                                                                              do, pero no tenía imágenes ni diálogos. "l.Cuál es el objeto
                                                                              de un libro  -pensó Alicia - que no tiene grabados ni con­
                                                                              versaciones?"
                                                                                  Estaba  recapacitando en su  mente (  en  la mejor forma que
                                                                              podía hacerlo, ya que el día, demasiado caluroso, la hacía sen­
                                                                              tirse somnolienta y vacía) si el placer de hacer una guirnalda
                                                                              de margaritas merecería la pena de molestarse en recoger las
                                                                              flores, cuando, repentinamente,  un conejo blanco, de ojos
                                                                              encarnados, pasó junto a ella.
                                                                                  Ciertamente que no había nada muy especial en eso; ni
                                                                              tampoco preocupó mucho a Alicia oír al  conejo que  se decía
                                                                              a sí mismo:
                                                                                  "iCaramba! iCaramba! iLl�garé atrasado!"
                                                                                  Más tarde, Alicia volvió a recapacitar sobre esas palabras,
                                                                              y le pareció que debieran haberla preocupado, pero en el mó-


                                                                                                         7
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