Page 69 - Julito Cabello, los zombis enamorados
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-ANITA  ... - comencé a decir y de
 inmediato escuché un  ¡SHHHHHHH!  a
 coro.
 Eran Cabezas  (obvio),  Mardones  (ob­
 vio) y la Andrea (obvia). Ellos como que
 viven en esa biblioteca que -a estas altu­
 ras-, era el único lugar donde no se res­
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 piraba el agridulce tufi.llo del amor.
 Qué agrado. Pero era un agrado en si­  Un salto espaciotetnporal al
 lencio.   pasado
 Entonces, para que no coartaran mi li­
 bertad de  expresión,  tuve  que  hablar en
 minúsculas.
 -anita ...
 -sí, julito ...
 -¿has visto alguna mujer por aquí?  •
 -sí, cuando me peiné frente al espejo.
 -yaaa. Ok, anita. otra mujer.  l Por  qué  no  me  acordaba  de  ella?
 -bueno, creo que estás un poco perdido, ju li-  No sé. Tal vez porque era nueva ...
 to. allí mismo está la andrea.   Fue en marzo cuando miss Coddou  la
 Anita tenía razón. Y también mi mamá:   presentó al curso.
 soy un pavo.   (Como en las películas: imaginen que
 ¡La Andrea!   se pone todo borroso y que volvemos en
     d tiempo ¿ya?):
        -Esta es su nueva compañera. Se lla-
     ma Andrea, niños.
        Al tiro Sepúlveda levantó la mano.
        -¿Sí, Sepúlveda?
        -¿La echaron de otro colegio?
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