Page 68 - Julito Cabello, los zombis enamorados
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-ANITA ... - comencé a decir y de
inmediato escuché un ¡SHHHHHHH! a
coro.
Eran Cabezas (obvio), Mardones (ob
vio) y la Andrea (obvia). Ellos como que
viven en esa biblioteca que -a estas altu
ras-, era el único lugar donde no se res
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piraba el agridulce tufi.llo del amor.
Qué agrado. Pero era un agrado en si Un salto espaciotetnporal al
lencio. pasado
Entonces, para que no coartaran mi li
bertad de expresión, tuve que hablar en
minúsculas.
-anita ...
-sí, julito ...
-¿has visto alguna mujer por aquí? •
-sí, cuando me peiné frente al espejo.
-yaaa. Ok, anita. otra mujer. l Por qué no me acordaba de ella?
-bueno, creo que estás un poco perdido, ju li- No sé. Tal vez porque era nueva ...
to. allí mismo está la andrea. Fue en marzo cuando miss Coddou la
Anita tenía razón. Y también mi mamá: presentó al curso.
soy un pavo. (Como en las películas: imaginen que
¡La Andrea! se pone todo borroso y que volvemos en
d tiempo ¿ya?):
-Esta es su nueva compañera. Se lla-
ma Andrea, niños.
Al tiro Sepúlveda levantó la mano.
-¿Sí, Sepúlveda?
-¿La echaron de otro colegio?