Page 198 - La Casa de Bernarda Alba
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FEDERICO GARCÍA LORCA
RosITA (Leyendo):
-Una mañana en el campo
cantaban los ruiseñores
y en su cántico decían:
Rosita, de las mejores.
¿Para qué se han molestado ustedes?
TÍA: -Es de mucho gusto.
MADRE: -¡Gusto no me falta, lo que me falta es dinero!
SOLTERONA 1 ª: -¡Mamá ... !
ª
SOLTERONA 2 : -¡Mamá ... !
SOLTERONA 3 : -¡Mamá ... !
ª
MADRE: -Hijas, aquí tengo confianza. No nos oye nadie. Pero
usted lo sabe muy bien: desde que faltó mi pobre marido hago
verdaderos milagros para administrar la pensión que nos queda.
Todavía me parece oír al padre de estas hijas, cuando, generoso
y caballero como era, me decía: "Enriqueta, gasta, gasta, que yo
gano setenta duros"; ¡pero aquellos tiempos pasaron! A pes;r de
todo, nosotras no hemos descendido de clase. ¡ Y qué angustias
he pasado, señora, para que estas hijas puedan seguir usando
sombrero! ¡Cuántas lágrimas, cuántas tristezas, por una cinta o un
grupo de bucles! Esas plumas y esos alambres me tienen costado
muchas noches en vela.
ª
SOLTERONA 3 : -¡Mamá ... !
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