Page 96 - Julito Cabello, los zombis enamorados
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Terminamos haciendo flexiones  en el             Lenta, lenta, lentaaaaamente.
              patio y  comiendo pan con palta.  Flexio­           Yo  miraba  a  don  Luis,  que  tenía  esa
              nes y videojuegos.  Flexiones y compu. Y          cara ya tan  fácil de reconocer,  pero que
              estábamos coronando la experiencia con            en su caso era de huesillo-zombi.
              más panes  con palta  (estamos  en  pleno           Se mandó un suspiro tipo enfisema, se
              crecimiento  ¿ya?) cuando,  justo, .alguien       dio la media vuelta y se fue len-ta-men-te.
              tocó el timbre.                                     Tenía que investigar. Este era un traba­
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                 La Cleme comenzó a dirigirse hacia la
              puerta, pero llegué antes que ella ( de puro        -Clementina, ¿quién es ese señor don
              sapo no más).  Abrí y me encontré frente          Luis?
              a frente con un señor del tipo prehistóri­          -Ay, Julito, es el cartero.
              co, con uniforme, unas flores en la mano            -¿Y de dónde se conocen?
              y una carta en la otra.                              -De ahora no más, Ju lito.  Como mi
                 ¿ Un paleopretendiente de la J urasina?        Escolástico me echa tanto de menos, me
                 -¿Sí?, ¿diga?-comencé a interrogar.            manda una carta por día. Y parece que a
                 -¿Estará doña Clementina?                      don Luis le recuerdo a su difunta esposa.
                 "Ya  voy,  y a   voy" decía la Cleme,  que     Y por eso me trae flores,  ¡qué vergüenza!
              todavía iba como a mitad de camino.                  ¡ Y la Clerne se puso roja!
                 Cuando  llegó,  se  ajustó  los  lentes  y        ¿Cómo era que se llamaba ese dinosau­
              miró.                                             rio rojo? ¿Clemensario?
                 -Ah,  es usted don Luis.  Gracias por             Jo.
              traerme otra carta de mi Escolástico. No
              sabe cuánto se lo agradezco.
                 -También  le  traje flores,  doña  Cle­
              mentina.
                 -Ay,  para  qué  se  molestó.  Muchas
              gracias y hasta mañana.
                 Agarró las flores, se dio media vuelta y
              comenzó a caminar hacia la cocina.
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