Page 170 - Julito Cabello, los zombis enamorados
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trán  comía dulces  como NUNCA en  su                     Mejor Lectora de la biblioteca.
           vida ( y borraba así de su disco duro a la                  Pero la Andrea no estaba.
           Tía  Patricia, a punta de glucosa),  yo an­                 Cuando  terminaron  los discursos,  to­
           daba eléctrico y suspiroso.                               dos nos comenzamos a ir.
              Y ese día era el último acto del colegio,                De repente me crucé con la Anita Ma­
           cuando entregan los diplomas.                             ría,  que  me miró  con  cara de emoticón

              Había que ir no más.                                   comprensivo.
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              Cuando llegué  a  San  Expedito,  y  no                  -Julito, sólo para que lo sepas: la An­
           sé pm qué, me fui al tiro a la biblioteca.                drea me pidió tu foto para llevársela.
           Estaba cerrada, pero a través de la venta­                  -Ah, gracias.
           na me di cuenta de algo. Ya no estaba mi                    Y me fui caminando por ahí, hasta que
           foto en el diario mural.                                 llegué al patio tranquilo.
              Raro.                                                    La primavera llegaba a su fin y esta vez
              Me di la vuelta y comencé a caminar al                el patio estaba realmente tranquilo.
           lugar del acto. Andaba raro yo. Me daba                     Yo era el único que caminaba por allí
           cuenta que había hartos de mis compa­                    esa noche.
           ñeros tomados de la mano. Entre ellos, el                   Era la primera vez que lo pisaba.
           Aarón y la cosa rosada. También las Arre­                   Y ahora, después de todo lo que había
           se. También el César y la Pascale.                       pasado, el zombi era sho.
              Parece que el baile fue un éxito total.
             Y llegó la hora de la entrega de notas y
           diplomas y premios y de "por favor, pasen

           a la sala A 6 a recuperar los chalecos, ter­                                 FIN
           mos y calcetines que sus hijos han dejado
           botados durante el año".
             A la  Andrea la mencionaron cuando
           llegó su turno. Además le habían inven­
           tado, especialmente a ella, un premio a la
                                                            (
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