Page 113 - Julito Cabello, los zombis enamorados
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-¿Algo más?  -Sí. Pero me preocupa lo que me di­
 -Sí,  arroz  con  salchichas  y  huevos  ces.
 con puré.   -Pero, mamá, no puedes hacer nada.
 -Mira, tú, el crítico culinario. Y el or­  Apúrate y ponle fin. Te estamos esperan­
 den de la casa ...   do de vuelta.
 -Decente,  hasta  que  llegó  la- Cleme  Y ahí me miró mi mamá con otra cara­
 que lo hizo mejor. Es que ella es una pro­  emoticón que no existe. Sólo se la había
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 fesional, mamá.   visto una vez mientras miraba al  Beltrán
 -Y el Beltrán, ¿cómo se porta?  dormido.
 -Harto  mejor. Desde  que  va  al  jar-  -Tienes razón. Voy a apurarme. Pero
 dín está más ordenadito. Hasta va solo al   tú eras el que necesitaba ayuda y soy yo la
 baño, aunque a veces no le achunta.   que anda preguntándote cosas. ¿Qué que­
 -Y ¿me echan de menos?  rías saber?
 -Sí. En especial mi papá.  Y ahí le expliqué.
 -Pero si estoy aquí.  "¿Le dijiste perna, Julito? ¿Me lo estás
 -Ay, mamá. Pero estás insoportable.  diciendo en serio?"
 Glup. ¿Yo dije eso?  Glup.
 Mi mamá puso cara como de un emoti­  Parece que metí la pata bien metida.
 cón que no serviría para nada, porque se­
 ría muy poco claro. Fue entre enojo, pena
 y algo de risa. Muy, pero muy raro.
 -Uf. Lo  siento,  J ulito. Pero  me em­
 barqué en esto de escribir el libro y ya me
 comprometí. Y no es tan fácil ni tan rápi­
 do como creí al comienzo.
 -Pero ya te falta poco.
 -Sí, pero creo que igual ha sido dema-
 siado tiempo. Se me ha hecho eten10.
 y
 -Pero  a   se va a acabar ¿no?
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