Page 179 - La Casa de Bernarda Alba
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DOÑA ROSITA LA SOLTERA

             con los míos se fundieron?
             ¿Por qué tus manos tejieron,
             sobre mi cabeza, flores?
             ¡Qué luto de ruiseñores
             dejas a mi juventud,
             pues, siendo norte y salud
             tu figura y tu presencia,
             rompes con tu cruel ausencia
             las cuerdas de mi laúd!


       PRIMO (La lleva a un "vis a vis" y se sientan):
             -¡Ay, prima, tesoro mío!, ruiseñor en la nevada,
             deja tu boca cerrada
             al imaginario frío;
             no es de hielo mi desvío,
             que, aunque atraviese la mar,
             el agua me ha de prestar
             nardos de espuma y sosiego
             para contener mi fuego
             cuando me vaya a quemar.


       ROSITA:
             -Una noche, adormilada
             en mi balcón de jazmines,
             vi bajar dos querubines
             a una rosa enamorada;
             ella se puso encarnada,
             siendo blanco su color;
             pero, como tierna flor,
             sus pétalos encendidos
             se fueron cayendo heridos
             por el beso del amor.
             Así yo, primo, inocente,


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