Page 163 - Julito Cabello, los zombis enamorados
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sumó de inmediato al concierto.   ta quedar con los dedos dormidos o haber
 Y allí quedé yo, solo, en la mitad de la   inventado el sandwich más chancho de la
 casa, con la guata llena de pizza y el cere­  chanchedad.
 bro lleno de  pensamientos raros.  Sentía   Pero no tenía ganas de eso ... Me comí
 como si la levadura se me hubiera subido   unas galletas de agua y después de vagar
 a la cabeza.   por la casa todo el día me fui a mi pieza.
 Lo había pasado demasiado bien, pero   Todo el Parque J másico andaba pendiente
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 andaba EXTRAÑO.   de mí, porque creían que estaba enfermo.
 Raro.   Pero no.
 Me acosté y me puse a leer mis mejo­  Tenía ganas de meterme a la cama no
 res comics (El súper cerdo verrugoso, Las   más. Y  de abrazar la almohada y dormir­
 aventuras de cabeza de canoa y Yonky el   me: así andaba, raro, muy raro.
 zombi).  Pero  no  podía  concentrarme  ni
 siquiera en los monos. Andaba como in­
 ternet,  cuando  se  demora  en  bajar  una
 página web. Estaba inconcluso.
 Ni me acuerdo de cómo me dormí. Y al
 día siguiente continuaba la sensación de
 seguir bajando la página de internet.
 Anduve todo el día intentando conec­
 tarme con algo y parecía que me faltaba
 memoria RAM.
 Beltrán me saltó encima ("¡soy un suri-
 ,  1  ·
 ("  l
 cata.  1  " ) , se me agarro a  a pierna  ¡a 1.ora
 soy un koalal") y hasta me escupió ("¡soy
 una cobra venenosa!"), pero ni lo pesqué.
 Pasé todo el día en esa. Como no estaban
 mis papás, podría haber visto cualquier cosa
 en la tele, podría haber jugado en red has-
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